(… bueno hasta que llegaron los cazadores)
Una cosa que tenía pendiente este verano era dormir al menos un día en la montaña, con el equipo que llevo habitualmente en la mochila, para coger experiencia por si alguna vez tengo que pasar la noche en el monte. Así que subí a Begues el viernes, fui a un refugio, improvisé un colchón cutre y me quedé a «»»dormir»»». El número de comillas es intencional. :)
En levantándome, y puesto que el sábado pasado aguanté bien los 50 Km, este sábado recorrí la ruta de las X Ermites (52 Km) para integrarla en la memoria muscular, entrenar un poco más y no encontrarme con sorpresas el día de la prueba. Eso sí: Con la mochilaca cargada a tope y sin más avituallamiento que las fuentes, riachuelos y bares, etc del camino.
En uno de los bares ocurrió la única cosa notable del día: La fermosa mozuela que me atendió, en viéndome la pinta de caminante inició una simpática conversación con un «¿y también duermes por ahí?». ¿Increíble casualidad? Na, dejémoslo en lo que es: Anonadante Intuición Femenina. Aclaro que no llevaba saco de dormir ni ninguna cosa que hiciera evidente lo de dormir… como mucho barba de un día y ojeras quizá. Pero no le quita el mérito.
Por cierto, las caminatas de «entrenamiento para las X Ermites» de Septiembre siguen convocadas a pesar de que personalmente ya haya recorrido la ruta.
Insistiendo con lo de dormir, el sábado hice noche en el refugio otra vez, cometiendo menos errores y durmiendo mejor, claro.
Me desperté con el amanecer del domingo, físicamente bien y con ganas de explorar unos cuantos caminos de la zona, cuando «¡páñau, páñau!»: escuché disparos cercanos. Y luego más por otra zona, y luego otros más por otra… Total, que con mis objetivos del finde cumplidos y visto el ambiente, preferí dejar el monte a los cazadores y bajar a la civilización.
Eso sí, en llegando a casa, con la siesta me pasé tres pueblos. Un buen finde pues. :)